1) Comienza con lo que tienes y valórate: tus habilidades existentes pueden llevarte más lejos de lo que crees. Puede que no sean nada del otro mundo; quizás son tu características de crianza, o tu compasión. Puede que sea tu curiosidad o tu imaginación. Aunque no parezca ser algo grandioso, aquí la lección es que todos tenemos habilidades y talentos únicos.
2) Observa a alguien que admires: si estás pasando un mal momento reconociendo tus dones, observa a alguien más que haya sido habilidoso. Puede que te sorprendas de cómo emergen tus propias fortalezas al observar a otros.
3) Confía en tu propio ingenio: una vez que reconoces tus fortalezas, úsalas. No temas ponerlas en acción.
4) Donde hay voluntad, hay una manera: mantén en mente aquellas cosas que te permitieron atenerte a tus metas iniciales. Cree en ti mismo y en la abundancia infinita de recursos a tu disposición.
Según Gardner, “si haces un inventario minucioso de lo que tienes a mano, y tomas conciencia de que las habilidades, talentos y experiencias son transferibles.te darás cuenta de que tienes muchos recursos para aprovechar”, alcanzar tus objetivos y la felicidad. Jn 13:17 Felices son si las hacen
nunca te menosprecies aunque otros lo hagan,ten fe en Dios y en tus dones y capacidad.
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