El General Fructuoso Rivera, primer presidente electo de la novel República Oriental del Uruguay, llevaba algunos meses planeando en secreto esa acción militar. Impulsado y presionado por los hacendados y terratenientes del noroeste del territorio, que denunciaban la presencia de los grupos seminómadas de indígenas en “sus” campos, Rivera decidió, a principios de 1831, poner punto final al “problema charrúa”. Y la suya sería una solución drástica y definitiva.
Es una prueba de poca amistad no darse cuenta del retraimiento de la de nuestros amigos.– Mirá, Don Frutos… ¡Tus soldados matando amigos!
François de la Rochefoucauld
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