sábado, 31 de agosto de 2013

Causa Justa.

Poco después de la medianoche del 20 de diciembre de 1989 se inició una cruenta invasión a Panamá que recibió la denominación de “Operación Causa Justa”en la que terminaron participando 26.000 soldados, que emplearon armas, técnicas y equipos de guerra sumamente sofisticados. El ataque como estaba previsto se concentró en los principales cuarteles de las ciudades de Panamá y Colón,así como en los aeropuertos. Prácticamente el barrio de El Chorrillo fue destruido en gran parte y también hubo choques armados en San Miguelito. Fueron sobre todo los Batallones de la Dignidad los que, en forma desordenada, respondieron al ataque norteamericano.Ciertamente, la República de Panamá pagó un precio muy alto por los excesos del régimen militar enquistado en el poder por más de dos décadas y cuya etapa culminante fue la narcodictadura de Noriega. Los servicios secretos de los Estados Unidos, para los cuales había trabajado Noriega, fueron, sin duda los mayores responsables por la situación creada en Panamá. Pero tampoco debemos olvidar que el propio Carter legitimó el régimen dictatorial e inconstitucional de Torrijos suscribiendo los Tratados Torrijos-Carter. Es más, Washington patrocinó el fraude electoral de 1984 y hasta ciero punto la corrupción y el desbarajuste moral. Pero eso no fue todo. Una vez que las tropas invadieron Panamá y las FFDD se disgregaron, los estadounidenses no asumieron las funciones de policía implantando el orden ni evitando el caos que se produjo. La ayuda prometida para la reconstrucción fue recortada por el Congreso de los Estados Unidos para auxiliar a Nicaragua. Nuestro país ni siquiera logró recuperar íntegros los 375 millones que permanecían retenidos en concepto de los pagos por el Canal y por impuestos de compañías norteamericanas. Estados Unidos dispuso que una parte de los mismos sirviera para saldar parte del servicio de la deuda externa que no se había pagado en los últimos años.
 Hoy, necesito recordar que el precio pagado por mi ha sido muy alto. La sangre preciosa del cordero y por ello necesito vivir en el mismo valor pagado por mi. La sangre de Cristo es preciosa por que su poder es capaz de limpiar todo mi pasado. “Aunque mis pecados sean como escarlata, ellos serán blancos como la nieve.” Mediante la sangre de Jesús no hay mancha que ha quedado sobre ninguno creyente, ninguna arruga ni ninguno resto de mi vida pasada.

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