jueves, 22 de agosto de 2013

"¡Recuerden el Álamo!"

El 6 de marzo de 1836, el ejército mexicano, con el general (y presidente) Antonio López de Santa Anna a la cabeza, reconquistó el Álamo en una batalla que dejó muertos a todos los 182 defensores. Todos, menos nueve, eran invasores angloamericanos. Unos, como el mercenario Davy Crockett (especulador de tierras) acababa de llegar a Texas. Jim Bowie (otro "héroe" del Álamo) era esclavista y traficante de esclavos. El comandante de los angloamericanos era el coronel Travis, un mercenario.
Seis semanas después las fuerzas angloamericanas sorprendieron al ejército mexicano en la batalla de San Jacinto. En esa batalla gritaban "¡Recuerden el Álamo!" para justificar una sangrienta revancha y masacre. Al general Santa Anna lo tomaron preso y, a cambio de perdonarle la vida, lo obligaron a firmar un tratado que reconocía la independencia de Texas.Si usas tu memoria con un propósito malo, esto hará que seas negativo, sin objetivos elevados y sin ganas de realizar grandes sueños en tu vida. Por el contrario, si usas tu memoria con el propósito de recordar las alegrías pasadas, los éxitos, las victorias, las bendiciones, los momentos en que Dios actuó en tu vida en forma sobrenatural, recibirás una inyección de fe, y los mismos hermosos sentimientos que tuviste al recibir aquellos regalos de Dios serán los que sentirás al recordarlos.
“Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas” (Salmo 77:11).

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