“Un día llegó el hipócrita para ver si podía robar las ideas, el trabajo y el prestigio de un conocido al que llamaba de un modo adulador mejor amigo para ganar su confianza.
Poco a poco le decía, eres un triunfador, no hay quien te haga sombra.
Otro día le decía preséntame a tus amistades, pásame tus ideas que las estudie.
Llegado un buen día mejor amigo, de repente se extrañó, sus amigos ya no le saludaban, nadie quería saber de sus ideas que tanto trabajo y esfuerzo le había costado ganar.
De repente, en el lugar en que se reunían mejor amigo e hipócrita, vio a éste subido a un púlpito, la gente que lo escuchaba eran los amigos de mejor amigo, lo aplaudían y escuchaban con gran atención.
Conforme se acercaba al púlpito, mejor amigo observó que hipócrita estaba pronunciando uno de sus discursos, lo había robado.
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